A veces siento que las cosas podrían ir a mejor, pero luego paro, y me pongo a pensar, analizo todo, la gente que me rodea, el lugar, las cosas que tengo, y me doy cuenta de que soy mucho más afortunada de lo que me podía esperar. Solo hay que detenerse de vez en cuando, disminuir la velocidad a la que conduces tu vida y solo así, podrás darte cuenta de lo que de verdad estás viviendo.
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